Esta noche iba a se una gran noche, tenía
ese presentimiento desde que me bajé de mi auto y caminé por el lobby del hotel
- ¿Cuántas personas Sr. Jonas? – Preguntó la hermosa chica de recepción – Dos –
Dije sonriendo – Aquí está su llave, disfrute su estancia – Lo haré, gracias –
Ella sonrió coqueta, tal vez en otro momento le hubiera pedido su numero de
teléfono, pero no hoy… hoy tenía otros planes.
Mientras esperaba el elevador comencé a
pensar en lo irónico de la situación, al principio la idea de vivir en los
suburbios no me pareció la mejor, la casa con jardín enfrente no era lo mío, yo
prefería mi departamento en medio del caos de Los Ángeles, pero bueno mi esposa
quería un lugar tranquilo donde criar a nuestros futuros hijos, la única ventaja
de todo esto es que ella prefiere que pague un cuarto de hotel a que me ponga
en peligro al volante después de cómo 12 ó 14 horas de trabajo.
Así que mi plan de esta noche como dicen
mis amigos es ir de “casería” hacía mucho tiempo que no hacía esto y estaba
realmente emocionado preguntándome ¿Qué encontraría? Comencé a arreglar un
traje y una camisa de Calvin Klein que usaría esta noche y antes de que me
juzguen... amo a mi esposa pero a veces un poco de diversión es necesario.
Me miré al espejo por última vez antes de
salir había logrado ese look casual pero elegante que buscaba con este traje y
a decir verdad me veía bastante bien, muy bien… sonreí al pensar que mis
hermanos me habían dicho como un millón de veces que soy un egocéntrico y nunca
lo he negado, pero si no me viera tan bien como sé que me veo, yo sería el
primero en decir que me veo mal, la verdad es que estaba pensando en muchas
tonterías.
Bajé al lobby del hotel y muchas de las
mujeres que estaban ahí voltearon a verme, pero yo no estaba interesado en
estas chicas, ellas son de las que todavía creen en “cuentos de hadas” así que
seguí sin prestar mucha atención hasta donde estaba el ballet parking y pedí mi
Mercedes; como amaba este auto, apenas me subí identifiqué el olor de los asientos
de piel y subí el volumen del estéreo que tocaba “Fastlife” y me dirigí a toda
velocidad a un club que me habían recomendado.
Cuando llegué había bastante gente
rodeando la entrada del lugar eso sin duda era una buena señal, bajé del auto,
me entregaron el ticket con el que recogería mi auto después, iba dispuesto a
entrar cuando me detuve al darme cuenta que se me había olvidado lo más
importante - ¿Cómo se me fue a olvidar? – Susurré y sin que nadie me viera me
quité el anillo de matrimonio, lo guardé en un bolsillo de mi chaqueta y me
dirigí al club como un hombre soltero.
El club estaba lleno y entendía porque,
tenía una buena decoración, buena música y sobre todo lindas chicas… me dirigí
a la barra mientras buscaba alguna chica que valiera la pena atrapar esta noche
- ¿Qué te sirvo guapo? – Preguntó la chica del bar – Un tequila – Veo que te
gusta lo fuerte – Sonreí de lado y dije – Sólo por esta noche – Ella sonrió y
me dijo - ¡Buena suerte! Aunque no creo que la necesites – Yo reí porque había
entendido mis intensiones - ¿Por qué no necesito suerte? – Pregunté intrigado –
Tienes un lindo trasero, por eso no necesitas suerte – Ambos reímos, ella me
guiñó el ojo mientras me daba el tequila y se fue a atender a los demás
clientes.
Había estado en el bar un rato, platicaba
con algunas mujeres, pero ninguna me había llamado la atención, cuando de
pronto ¡la vi! Dios era una visión, llevaba una minifalda tan corta y tan
entallada que deberían arrestarla, ella se acercó al bar y yo seguía viéndola
como tarado, esta si era una mujer con la cual valdría la pena intentarlo, yo
le sonreí y ella me devolvió la sonrisa, pero no hice ningún intento de
acercarme, normalmente las chicas así de perfectas vienen acompañadas de algún
gigante sin cerebro que busca pelearse con todos lo que ve a “su chica”.
Ella se acercó con su martini en la mano
y decidida preguntó - ¿No piensas hablarme? – Desde que te vi, pero no quería
que sacaras el gas pimienta o al novio celoso – Ella sonrió y contestó –
Contigo saco todo, menos el gas pimienta y por el novio celoso no te preocupes,
lo dejé viendo el partido de fútbol – Esto me estaba agradando, no es la típica
chica que coquetea contigo esperando que la llames al día siguiente - ¿Y como
te llamas? – Me llamo _____ - Lindo nombre – Gracias guapo ¿Cuál es el tuyo? –
Joe – Bueno “Joe” ¿Por qué no vamos a otro lugar?
Tomé mi tequila y nos dirigimos a una
apartada mesa de la zona VIP – Aquí está perfecto – Dijo ella mientras se
dejaba caer en los asientos que parecían ser de piel, pero estoy seguro que no
lo eran – Ven – Dijo señalando coqueta el lugar junto a ella, yo me senté muy
cerca de ella – Y dime guapo ¿Tienes novia? – No - ¿Esposa? – No - ¿Amante? –
Sólo si tu decides hacer ese papel – Ella se acercó coqueta – Dame una buena razón
para hacerlo – Yo me acerqué mucho más, sentía su respiración sobre mis labios,
los rocé con los míos al decir – Si me dejas… te daré una excelente razón – En
una forma que ella entendió el doble sentido, sonrió de lado de una forma
cínica que me fascinó – Promesas, promesas – Dijo divertida y giró para tomar
su bebida.
La música sonaba alto y las luces
centellaban, el ambiente era genial, _____ bailaba sexy frente a mí y eso me
gustaba, en realidad no sabía si bailábamos o sólo coqueteábamos, tomé a _____
de la cintura y la aprisioné contra mi cuerpo – Así está mejor – Le dije al
oído, ella rió pero en ningún momento se apartó de mí.
Después de no sé cuantas bebidas y mucho
“baile” me acerqué lentamente a ella, quien no hizo el intento alguno por
alejarse – Me gustas mucho – Le susurré al oído – ella colocó su mano sobre mi
mano que acariciaba su cadera – A mí también – Me dijo de una manera tan sexy,
rozando mis labios que no pude contenerme y la besé.
Mientras nos besábamos me tomaba
posesivamente de la nuca, era un beso muy apasionado, como si lo hubiéramos
contenido por mucho tiempo, ahora había desviado mis labios hacía su cuello
mientras seguíamos bailando pero conforme avanzaba la noche los besos y las
caricias se habían hecho más intensas, el último beso antes de mi propuesta nos
había dejado sin aliento, nuestras respiraciones estaban aceleradas y entonces
dije - ¿Por qué no vamos a un lugar donde podamos estar más cómodos? – Ella
sonrió, se mordió el labio inferior y dijo – Pensé que nunca lo pedirías – Ambos
sonreímos.
Pagué lo más rápido que los meseros
pudieron cobrarme y llamé a un taxi, no estaba tan mal como para no poder
manejar pero con _____ a mi lado seguro me iba a distraer bastante y no quería
sufrir un accidente, nos metimos en el asiento trasero del taxi, le di la
dirección de mi hotel y volví a ver a _____ quien me miraba como si hiciéramos
una travesura, yo me acerqué a ella rozando sus labios, le pregunté - ¿No te
vas a arrepentir o si? - ¿Me vas a dar alguna razón para arrepentirme? – Me
acerqué y la besé hasta quedar sin aliento, me separé no porque quisiera, era
de nuevo esa estúpida necesidad de respirar – Parece que no – Dijo ella
agitada.
Nos besamos todo el camino al hotel, cuando
estábamos a punto de llegar, _____ se comenzó a arreglar el cabello y se puso
un poco de lipstick, se bajó del taxi y atravesó el lobby como si no me
conociera y se paró junto al elevador – Buenas ¿noches? – Le dije confundido a
la recepcionista y es que eran alrededor de las 4:30 AM – Su llave Sr. Jonas –
Gracias – Me sonrió coqueta y después de regresarle la sonrisa me dirigí al
elevador, me paré al lado de _____ quien no me volteó a ver mientras
esperábamos el elevador.
Cuando las puertas del elevador se
cerraron, oprimí el botón que llevaba a mi piso y luego acorralé a _____ contra
el espejo que cubría las paredes del elevador y me dediqué a besarla
intensamente, ella incluso mordió un poco mi labio inferior y eso me encantó,
estábamos tan juntos que a simple vista no se podía apreciar donde empezaba
ella y donde terminaba yo.
Cuando se abrieron las puestas del
elevador, salimos como si nada hubiera pasado, aunque nuestra respiración
agitada nos delataba, estaba realmente excitado por toda la situación, porque nunca
había encontrado a alguien como _____ tan sexy y segura de lo que quería, esta
mujer podría volverme loco cualquier día.
Más tardamos en entrar a la habitación
que en comenzar a besarnos de nuevo, yo la tomaba de la cintura y ella
acariciaba mi cuello, caminábamos como podíamos más adentro de la habitación,
entre besos y caricias era difícil pero era más difícil dejar de besarla, era
adictiva. Ella dejó mi cuello y comenzó a quitarme el saco que quedó tirado en
alguna parte de la habitación, yo me deshice de su chamarra y la tomé de la
cintura para unirla más a mí, sus manos comenzaron a desabotonarme la camisa
poco a poco.
NARRA _____
Cuando logre quitarle la camisa a Joe, me
llevé una agradable sorpresa, no porque no supiera que el hombre tenía buen
cuerpo porque hasta con ropa se notaba que iba al gimnasio, pero como estaba
muy ocupada besándolo tuve que sacrificarme a no verlo y recorrerlo con mis
manos, para saber que era lo que me esperaba.
Su pecho estaba tan calido y húmedo como
una noche de verano, tan firme como una roca y al ir bajando el tacto hacía su
abdomen se me escapó un suspiro, este hombre tenía músculos que no sabía que
existían, pero gracias a Dios que los encontré, el comenzó a besar mi cuello y
¡Diablos! Que bien lo hacía, de no ser porque me tenía tomada por la cintura me
hubiera caído ya que mis piernas estaban como de gelatina, no creí poder
sostenerme en pie mucho tiempo más, así que poco a poco lo fui jalando hasta
que quedamos al borde de la cama.
Sentí como iba bajando el cierre de mi
falda que después de un segundo quedó en el piso, como pude la avente para un
lado no quería sufrir un accidente por enredarme con ella, casi me da un
infarto cuando sentí las manos de Joe debajo de la blusa que llevaba, se sentía
tan bien, para nada me importaba que fuera un hombre que prácticamente acababa
de conocer, parecía saber exactamente lo que me gustaba, era extraño pero muy
agradable, demasiado diría yo.
Yo empuje un poco a Joe para que se
alejara y por fin poder verlo sin esa odiosa camisa, el preguntó - ¿Qué pasa? –
Nada, es sólo que quiero… ver – Él sonrió de lado, como deseaba saber que
estaba pensando, detrás de esos ojos ámbar sólo encontraba el misterio de
alguien a quien sólo veré esta noche, me senté en la cama, ahora Joe sonrió
ampliamente - ¿Qué quieres? - ¿Qué crees que quiero Joe? – Dije en el mismo
tono seductor que había usado – Tal vez quieres que me deshaga de este pantalón
– No pude evitar morder mi labio – Si tal vez sea eso – Dije cruzando la pierna
– Pues yo no me lo voy a quitar solo, quiero que me ayudes – Solté un risita –
Pues no voy a ir hasta allá – Era la verdad, no iba a ir pero básicamente era
porque las piernas ya no me sostenían.
Joe se acercó poco a poco, con esa sexy
mirada que tenía desde el inicio de la noche… un cazador en busca de su presa y
para nada me molestaba ser esa presa… habría que estar tonta para dejar escapar
la oportunidad de estar con un hombre como Joe, no era el hecho de que sus
besos me volvían loca, ni que sus caricias me hacían olvidar que lo que estaba
haciendo estaba lejos de ser algo correcto, era esa sensualidad que emanaba de
él incluso estando enfundado en un traje, esa conversación agradable y
apasionada que sostuvimos en el club, era Joe en conjunto lo que lo hacía tan
deseable.
Cuando mi blusa y el pantalón de Joe terminaron
en el piso de la habitación, la cordura salió por la ventana y la pasión tomó
su lugar, no estaba por demás decir que nunca había estado en una situación tan
excitante, la habilidad de Joe para llevarme de un instante a otro cerca del
cielo era más de lo que yo creía iba a poder soportar, pero esas fuertes manos
y esos perfectos labios sabían como trabajar en equipo.
Cada recorrido de sus manos provocaban
que la temperatura fuera aumentando, podía sentir el rastro de fuego liquido en
cada parte de mi cuerpo que él tocaba, sus deliciosos labios sobre los míos me
hacían desear que el tiempo se detuviera justo en ese momento, no quería dejar
de saborear su boca en la cual podría perderme para siempre.
Joe era un enigma para mi en estos
momentos, lo apasionado de sus besos y lo demandante de sus caricias, este hombre
se estaba tomando el tiempo para volverme loca poco a poco y lo estaba
consiguiendo, su olor, el sabor de sus besos, mis manos recorriendo su bien
trabajada espalda, el oír su respiración entrecortada y el ver sus ojos ámbar
encontrar los míos bajo los primeros rastros del alba fue maravilloso.
La noche fue perfecta, no hay otra
descripción para lo que viví y sentí con Joe, mis cinco sentidos estaban
aturdidos nada más de recordar todo lo que hicimos anoche… me tiembla el cuerpo
entero, solo de recordarlo, pero era momento de volver a la realidad, una
realidad en la que yo distaba mucho de ser la “mujer fatal” que fui anoche,
pero a decir verdad lo disfruté bastante y lo volvería a repetir cualquier día,
eso no habría ni que dudarlo… Joe era todo lo que yo necesitaba y deseaba,
pero…
NARRA JOE
Cuando desperté estaba muy cansado
gracias a la extraordinaria noche que tuve con _____, sonreí al recordar con
lujo de detalle todo lo que hicimos, pero la sonrisa no me duró mucho tiempo
porque me di cuenta que _____ no estaba a mi lado, a decir verdad parecía no
estar en ningún lado, me levanté y busqué algún rastro de ella, pero nada, lo
único en el piso era mi ropa… ella se había ido, eso no me lo esperaba, mi
iPhone comenzó a sonar recordándome que tenía un desayuno con mis suegros en
una hora y yo seguía en la ciudad.
Tenía que salir en media hora para poder
llegar a tiempo para cambiarme de ropa, ya que al parecer el desayuno en
familia era todo menos informal, con esos papás no me sorprende que mi esposa a
veces se pase de obsesiva con la limpieza, si viera el desorden de esta
habitación en la que estaba seguro empezaría estresarse - ¡Demonios! – Dije en
voz baja, no recordaba que mi auto estaba en el club, así que tuve que llamar a
los refuerzos - ¿Qué pasó? – Escuché la voz de mi hermano medio dormido del
otro lado del teléfono – Necesito que me hagas un favor - ¿Qué quieres Joe? –
Contestó Nick molesto – Quiero que recojas mi coche y me lo traigas, haré lo
que quieras – Nick soltó una carcajada del otro lado del teléfono - ¿Ahora que
hiciste? – Se me pasaron las copas en un club y me vine en taxi y me desperté
tarde ¡Eso pasó! – Esta bien hermano – Diciendo esto le di la dirección del
club y del hotel, un problema solucionado.
Me di un baño rápido, recogí todas mis
cosas lo más rápido posible, me enfundé en unos Jeans y playera, era mi atuendo
de fin de semana aunque tendría que cambiarme después, estaba terminando de
guardar todo cuando suena mi iPhone, era Nick – Justo a tiempo hermano – Le
dije feliz – Me debes una muy grande Joe – Lo sé, espérame en el lobby ya bajo
– Esta bien – Revisé la habitación para no dejar nada y luego corrí al
elevador.
En el lobby me encontré con la sonrisa
burlona de Nick quien hablaba con la recepcionista – Sr. Jonas su hermano me
pidió que preparara su cuenta – Sí, gracias – Le dije a la señorita sonriendo -
¿Ahora que hiciste Joe? – Nada… sólo recuérdame no tomar tequila jamás en la
vida – Tienes cara de resaca hermano, a ver que dice mi cuñadita de esto – Si
tú no le dices, no tiene porque enterarse – Firmé el boucher de la tarjeta y me
dirigí al auto - ¿Te llevo a algún lado? – Le grité a Nick – No, no quiero que
mueras hoy – Ambos reímos y yo me subí al auto y comencé mi trayecto como si
fuera una película de “Fast and Furious”.
Llegué a casa con 10 minutos para
cambiarme, entre corriendo a la sala - ¡Hola amor! Ya llegué, voy a cambiarme –
Subí corriendo y sobre la cama de la recámara ya estaba preparado un conjunto,
sonreí al pensar que ella me conocía demasiado bien como para saber que no iba
a llegar a tiempo, me cambié a la velocidad de superman o de flash y - ¡Maldita
sea! – Me di cuenta de que algo me faltaba ¿Dónde había quedado mi anillo de
matrimonio? - ¡En el saco! – Busqué como loco pero no encontré nada, pero era
demasiado tarde para buscarlo, tendría que pasar la mañana escondiendo mi mano
de las miradas curiosas.
Llegué a la cocina y ahí estaba mi esposa
tan linda como siempre, con un vestido que le quedaba divino, preparando lo que
iba a llevar al desayuno – Veo que te quedaste dormido – Dijo sonriendo – Sí – Dije
apenado – No te preocupes amor, sé que estos desayunos no te entusiasman
demasiado – No es eso… - Traté de mentir pero no me dejó – Te conozco Joe –
Dijo con su angelical sonrisa – Y mejor que nadie – pensé y luego me preguntó –
Joe ¿Dónde está tu anillo? – Me hice el sorprendido y dije – No lo sé – Ella
hizo una mueca de disgusto – Perdón, pero no me da tiempo de buscarlo – Dije
algo molesto – ¡Ay Joe! ¿Por qué siempre eres tan descuidado? – Mientras me
regañaba se acercó y me besó tiernamente, entonces me dijo – Dame la mano – Y
hice lo que me pidió – No lo vuelvas a perder ¿OK? – Dijo mientras colocaba el
anillo en su lugar – Gracias _____ ¿Qué haría sin ti? – Eso es algo que no creo
que quiera saber – La besé apasionadamente - ¿Dónde lo encontraste? – Tropecé
con el en la mañana cuando salía - ¿Y quisiste darme el susto de mi vida? –
Sólo uno pequeño, para que no vuelvas a quedarte dormido cuando tenemos
compromisos – Tu tienes la culpa, terminé exhausto – Le dije al oído y luego
comencé a besar su cuello – No empieces Joe que ya tenemos que irnos – Dijo
_____ - Yo no tengo prisa, además tu fuiste la que dijo que sabía que estos
desayunos no me apasionaban - _____ me abrazó por el cuello y dijo – Tal vez se
me sentí mal – Perdimos la llave del auto, pretextos sobran, amor – Dije y ella
comenzó a besarme apasionadamente, parece que la había convencido de llegar un
poco tarde o de no llegar.
FIN
Hola!! Me encanto!!!!
ResponderEliminarEstoy un poco apurada porque me tengo que ir a comer
Pero me super gusto, me encanta como escribis y siempre te lo digo. Muchos besos, Rochi
no te imaginas cuanto lo amé!!! wow! totally awesome! :D una excelente forma para romper la rutina!!! ;)
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